viernes, 23 de junio de 2017

DE LA REVOCATORIA Y LA MEDIOCRIDAD

DE LA REVOCATORIA Y LA MEDIOCRIDAD

Por: Carlos J. Gutiérrez.

Son un gusto los mini-debates que postula un canal nacional (no es de interés personal nombrar directamente) sobre temas variados, sobre todo porque no es un debate sino la presentación de dos pugnas extremas la uno de la otra que terminan básicamente levantándose la voz, aullando por su partido y mostrando su incapacidad de formular un argumento concreto. El presentador suele finalizar con la frase “SI o NO, la respuesta la tiene usted”. Hablo de esto porque el último debate que se propuso fue el de la revocatoria de Peñalosa. Cuando un poder no se logra legitimar, la necesidad de desbancarlo se hace presente entre sus contrincantes. Pero ¿Por qué revocarlo?

Si apelamos a la ley de parsimonia la respuesta más básica es porque simplemente no es de los nuestros. No solo los que quieren sacar al alcalde tienen ese facilismo, también Peñalosa con sus seguidores piensan igual. “Los que están detrás de las revocatorias son los anteriores gobiernos de izquierda” dijo el mandatario bogotano en últimas entrevistas. Dar cuenta de esto, es ver que no parece existir profundidad en los argumentos de revocarlo o de dejarlo, lo quitamos o lo dejamos por simple odio o simpatía, por nada más. Eso es más una pelea entre petristas y peñalosistas ¿Qué hay más allá? ¿Son malas o poco aplicables las propuestas del alcalde a tal punto de querer retirarlo del cargo? ¿Es tan buena la administración de este que debemos esperar que sacara adelante todos los proyectos que dijo? ¿Estos proyectos generan un verdadero beneficio?

El derecho a elegir a los gobernantes se ha convertido en una pugna de falacias donde caen una enorme cantidad cojos mentales debido a que los mentirosos les quitan el bastón para culpar al enemigo. Solo por esto es que hoy en día estamos en estos debates banales. No miramos socialmente los efectos de una mala administración y la corrupción del poder, ya no disimulan los políticos que no les interesa la sociedad; simple y abiertamente determinan unos intereses con los que generan odio en la masa para obtener seguidores. Ahora, ¿Qué es necesario sentir descontento?, claro, ¿Qué debemos levantarnos (no en armas) para que la voz le recuerde al mandatario que debe cumplir con sus funciones?, eso es innegable. Todo eso es cierto, sobre todo cuando la inutilidad se hace más obvia.

A tal punto de esa lucha hemos llegado que vale la pena preguntarse de donde procede la mediocridad. Si de aquellos que eligieron por segunda vez a alguien cuyos intereses particulares son mayores que los intereses de los bogotanos o, viene de aquel que en un segundo intento de gobernar suele caer constantemente en un desprestigio simbólico. Este fenómeno tal vez no se soluciones con la revocatoria, no hay la más mínima posibilidad. Una revocatoria implica en el fondo, pasar de un desorden a otro, que si no es controlado causará un mayor mal que el que se hubiera causado dejando en el poder al que se eligió democráticamente. Ese tal vez es uno de los dilemas que no se piensan, y no pensar eso no solo demuestra la mediocridad de los que utilizan un derecho democrático para retirar a quien odia, sino que también a largo plazo terminará dándole la razón a aquel mediocre que se retiró por improvisador.


Tumbar a un rey desde una forma democrática es lo mismo que tumbarlo por la fuerza. Es fácil, cualquiera con el suficiente poder adquisitivo y persuasivo lo puede hacer, solo necesita el deseo de hacerlo; lo difícil, lo que complica la cuestión es el cómo organizar el desorden. Ahí se ve el mayor de los problemas de revocar a Peñalosa. No se puede afirmar que todo lo esté haciendo mal, ni que todo lo esté haciendo bien, que vivamos montándosela por las incoherencias que dice no es un argumento suficiente para retirarlo del palacio de Liévano. Al parecer sentimos gusto por los políticos incoherentes, lejos es el recuerdo de Turbay, no lejos están la alta popularidad de Uribe a pesar de que comete incoherencias y su afición al twitter le ha hecho malas pasadas, no es extraño los comentarios de Santo sobre la inexistencia de las cosas y no se olvida aun que el principal candidato y tal vez el que termine reemplazando a Santos en la casa de Nariño tenga un gusto por golpear a sus subalternos.

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