martes, 19 de diciembre de 2017

CUANDO EL SUBCONSCIENTE NOS DELATA

CUANDO EL SUBCONSCIENTE NOS DELATA

Por: Carlos J. Gutiérrez.

Es contundente, es directa, grosera, sarcástica, irónica y salvaje. Esa valla es la mejor representación de como nuestro subconsciente colectivo es más fuerte que las mentiras que nos comemos. Y es que así es el, así le gusta comportarse, se burla directamente de nosotros sin mostrar ninguna piedad, diciéndonos: ahí está, esta es tu verdad, ninguna otra. Cuando las diferentes redes sociales mostraron la imagen de una valla del centro democrático en la que la figura de Uribe es imposible de esconder, donde el eslogan “es confianza” contrasta con el poste metálico que la sostiene atravesando (casi un empalamiento simbólico) la cabeza grafiteada de Heriberto de la calle que con ojos expresivos y boca hacia abajo nos enseña nuestra cara diaria.

La persona que tomo esa imagen se encontraba en el punto perfecto, porque desde otro punto tal imagen no podría verse bien. De cerca se mira solo a Garzón, siempre atento a la realidad del país, diciéndonos con su cara lo decepcionado que está, y luego, al mirar hacia arriba vemos la valla. Pero al verlas separadas, casi nadie daría cuenta de la relación estrecha que tienen ambos objetos. Nadie se daría cuenta que la sátira aplastante era al mismo tiempo aplastada por una ultraderecha clavada, como el poste, en las instituciones gubernamentales con ese deseo de ser inamovibles, como el poste que colocaron.

Es que ese rostro de tristeza y a la vez desesperanza, ese rostro que está pasando saliva siente como nadie la verdad detrás de ese eslogan. Porque así se engaña hoy en día en la política. Las frases bonitas disfrazan a lobos hambrientos cegados por la codicia y deseosos de más poder, porque no es que no lo tengan, lo tienen, lo han mantenido por siglos, pero lo quieren seguir manteniendo. Por eso sus delfines están en preparación. Ahí está la confianza, es la confianza de la continuidad en el poder, es la confianza de la arrogancia al saber que engañando a los incautos podrá confundir y reinar mientras otros se matan. La confianza del eslogan no es la mejor de todas, es, tal vez la sentencia que refleja el rostro de Garzón. Es como la madres que cuando se enteran por terceros que uno hace algún daño, simplemente, evitando la vergüenza, nos mira fijamente, nos sonríe y continua hablando; pero uno sabe que esa calma al recibir la noticia es falsa, porque sabemos lo que nos correrá pierna arriba cuando lleguemos a la casa.

Eso por un lado. Por el otro, Garzón (la muerte de Garzón) que con el tiempo se ha convertido en el símbolo del olvido, la desmemoria, la injusticia y el triunfo de la corrupción moral de la sociedad colombiana en esta imagen vuelve a actuar desde las catatumbas fantasmagóricas para develarnos nuestra realidad. Nos saca de nuestros más profundos temores la pesadilla que estamos viviendo y nos la lanza en la cara para que despertemos de la ilusión. Ya sea para recordarnos que llevamos 18 años escondiendo la idea que el gobierno o los poderes de la ultraderecha (sin decir que es el partido o los partidarios del centro democrático) tuvieron que ver con su muerte o para recordarnos que preferimos taparnos los ojos para no creer que nos seguimos vendiendo a los mismos, con las mismas palabras, con las mismas mentiras y la misma forma de robar. Porque la justicia no es cíclica, pero la corrupción si, cuando unos se van otros llegan a hacer el mismo trabajo.


En fin, después de todo en Colombia todo puede pasar. Y así como esta imagen surgió en las redes sociales, pronto será reemplazada por otras que la ocultaran al final del basurero. Así como Garzón todo los años sale a la luz porque su investigación sigue sin solución, así con esa misma desfachatez, el ministro de defensa dice que las muertes que han sucedido a lo largo de este año son por cualquier lio, menos por cuestiones políticas, y el hecho que tengan en común que hayan sido líderes sociales no es problema del estado. Así, seguimos ocultando nuestros mayores problemas al final de nuestra consciencia. Pero algo seguro si es, y es que algún día, en algún momento volverán a recordárnoslo y ese día cuando creamos que si es importante recordárnoslo no seremos capaces de arreglar nuestros problemas. Si es que ya no lo somos.

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