EL
DISCURSO DE LA UNIÓN
Por: Carlos Gutiérrez.
Cuando se quiere ser un líder
el principal factor que se debe poseer es el carisma, o eso dicen. Se supone
que este hace que las personas bajo su cargo sean más competentes para así
evitar la deserción, la crítica, el ataque o la división. Se supone que cuando
un regente sube este tiene la función de legitimar lo que desde la legalidad
obtuvo. Se supone que en esa parte es donde mejor funciona el carisma, si
hablas con amor a la gente, esta no te pondrá problemas para trabajar. Pero ¿Qué
pasa cuando eso se queda única y exclusivamente en el discurso? No podemos ir
más allá de lo que los medios nos muestran, lo que si podemos hacer es leer
entre líneas esas palabras que se quieren asociar con la unión, pues, muchas
veces, cuando escuchamos eso de permanecer unidos, de eliminar las diferencias,
de cambiar el rumbo y trabajar juntos para ser mejores, básicamente es, en términos
generales, el primer paso en falso para la legitimación del poder.
La legitimación tiende a
ser el primer objetivo de un hombre cuando sube al poder, lo es por razones
como el hecho de garantizar seguridad o participación a sus oponentes, por el
hecho de que sus propuestas son solo viables cuando todos, no solo el, creen en
ellas o porque su poder no simplemente viene de un regalo divino sino de un
favor desde el cual el pueblo actuó. Por tal motivo es que los discursos, los
tweets, las entrevistas, las cartas, los mensajes o las caminatas por el
territorio tienen siempre como fin último hablar de la unión del pueblo, ya
que, cuando se arranca a trabajar se busca que los demás trabajen con él. Ese
es el fin de todo gobernador al inicio de su periodo. Hoy en día, esa palabra
de unión ha llenado los medios del país. Es la bandera del recién elegido
presidente quien desde esa palabra busca que su discurso sea creíble, busca que
se den cuenta que no es un Guepeto quien habla sino un hombre sin ataduras.
Simbolizar la unión no es simplemente
pregonarla por todo lado, no es levantar las manos juntos a la señal de un
animador, ni sonreír a las cámaras acompañado por personas que de una forma u
otra han sido afectadas. Decir que se va a trabajar para todos es un slogan que
hasta un rey en el pasado pudo aplicar. Se puede poner por caso la alcaldía de
Bogotá, cuyo slogan implica dos conceptos polisémicos donde “lo mejor” puede
ser de una forma uniforme o medida en dosis equivalentes a cada grupo social. “Lo
mejor” para la administración de la ciudad puede ser el continuar con un
sistema de transporte pobre y congestionado, porque al fin de cuentas “todos”
lo seguirán usando, incluso, para la misma administración “lo mejor para todos”
es inaugurar parques, canchas o sitios recreativos pero no arreglar mallas
viales, descongestionar, descontaminar, mejorar el sistema de basuras o
mantener a la ciudad con mínimos índices de seguridad. Lo anterior no es lo
mejor para todos, según la alcaldía, pues no a todos les afecta. De ahí que
para la alcaldía, la unión de los bogotanos está en la recreación, en nada más.
Los discursos de la unión
suelen caer en los errores de la retórica, buscan mantener contenta a la masa,
alegrarla, motivarla, confesarles que todo es en beneficio de ella, pero,
realmente los objetivos no se aplican para todo el mundo o el discurso es
contradictorio a la acción. En conclusión, se vuelven una falacia. En muchos
casos se dice que no se pueden tener contento a todo el mundo, pues, lo que le
gusta a unos pocos no es lo que le gusta a todos, sin embargo, esos pocos no
deben ser aquello a quienes no les afecta los problemas, ya que, en vez de unir
lo que esta es separando. Algunos tienden a decir que el actuar de un
gobernador solo es limitado cuando afecta a los que dinamizan el poder o la
economía y que mientras a esto no se les afecte, antes bien, se les favorezca,
lo único que se va a encontrar como resultado son números verdes. El problema
de esta premisa, es que a esos dinamizadores les interesa mantener afectada a
la población que el gobernador prometió mejorar. Al final, hay que preguntarse ¿Cómo
va a lograr el gobernador unir dos polos que se repelen? ¿Cómo va a legitimar
su poder en los que a futuro va a afectar?
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