TEMPORADA DE CAZA
Por: Carlos Julio
Gutiérrez.
Uno de los recuerdos
más gratos de la infancia era cuando finalizaba el colegio y se iniciar la
temporada navideña. No era como hoy en día. No era que desde septiembre se
empezara a hablar de navidad, las emisoras hicieran un pre-aguinaldos y las tarjetas
de crédito empezaran a hablar de compre hoy y pague en febrero. No. No había tanto
afán de consumo. No había la necesidad de vivir tres celebraciones al mismo
tiempo para al final no saber si invitar a la novia, disfrazarse de gárgola o
alistar la pinta navideña. No. Además, la temporada navideña tenían una esencia
de tradición que hoy en día se ha medio perdido.
Se comprueba la
anterior tesis con lo que había empezado a decir. Noviembre era el sufrimiento
de los exámenes finales sumado a la idea de saber cuál será el regalo de la
familia y la ropa que se comprará. ¿Dónde? Eso era obvio. El centro de la
ciudad es la meca de las compras navideñas. Allí se desarrolla mejor la
temporada de caza. Antes de Trasmilenio, cuando los buses ejecutivos y no ejecutivos
dominaban el panorama de las calles de la capital, ir al centro, era ir al núcleo
del caos. Las mujeres más experimentadas, los hombres más astutos iban con sus
hijos el primer fin de semana de diciembre para comprar la ropa que todo niño
deseara vestir el 24 y el 31. La caza por el mejor precios, la puja por dar la
mejor oferta: “si me lo deja en 40 me lo llevo”… “son precios fijos madre”… “no
le creo, bueno, negociemos”… “lo máximo que se lo puedo dejar es en cuarenta y
cinco, mas no puedo”…
El centro siempre ha
sido así. Caótico. ¿Por qué? Bueno, hay muchas respuestas, la familia siempre
dice que es porque todo el mundo espera a última hora –como buenos colombianos-
a comprar todo lo de navidad, los amigos dicen que es porque la ciudad se llena
con luces, muñecos y demás adornos que son necesarios visitar porque es algo
que no se debe dejar de hacer. Una profesora de literatura señalaba que el
centro es un caos poblacional que implica la apertura a la delincuencia en
todas sus formas porque es el lugar de encuentro de todos los estratos
sociales. Hay mil excusas paro lo que sucede en el centro. Sus calles
estrechas, sus grandes buses, sea antes o ahora, el robo –esa es la zona de caza
preferida de los avivatos-, los barrios marginados y olvidados durante décadas
que ahora intentan limpiar aunque la solución no es satisfactoria.
Para este año la alcaldía
de Bogotá se propuso tomar “cartas en el asunto” sobre el problema de movilidad
durante la época decembrina, teniendo en cuenta además que se levantará el pico
y placa. Actividades culturales, charlas y acuerdos con los vendedores
ambulantes, incrementos de la fuerza pública y privada en zonas de alta
concentración de caminantes, y una idea oscura sobre la generación de una pedagogía
y recuperación del espacio público. Sea o no sea satisfactorio lo que el
distrito quiera implementar, siempre hay que tener en cuenta lo siguiente: el
espacio público en el centro ha sido un problema que no ha podido solucionar
ninguna administración durante muchos años, muchas décadas. Su costales en el
piso, sus productos de bajo precio que se mezclan con celulares (la moda de hoy
en día) robados, el aroma constante de hierbas, menjurjes, comida recalentada y
basura son un coctel que no solo se vive en época navideña, sino durante todo
el año.
Pero, olvidemos lo
anterior, olvidémoslo. La tradición indica siempre esa necesidad de pasearnos tomados
de la mano de nuestra madre o abuela muy fuerte para no perdernos, ellas
siempre con bolsas negras que contienen las bolsas de la ropa que se compró,
los zapatos que se probaron y los juguetes de los primos que no fueron: “hay
que engañar a los ladrones mijito, cójase fuerte y no le ponga cuidado a nadie,
agarre duro las bolsas para que no se las puedan rapar”. La décima con su piso
entre basura y el desgaste de una gran cantidad de pasos de personas que se preparan
para una de las épocas más alegres de Colombia. Diciembre es una temporada de
caza para muchos desde muchos ámbitos. Es la época del escape, tal vez por eso
hoy en día nos adelantamos tanto a la fecha.
Nota al margen: ¿Se
dieron cuenta que la firma encargada de la venta de ETB lleva el nombre de uno de
los monopolistas históricos norteamericanos? Eso me suena a una premonición que
afectará a muchos.
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