LA
DEMOCRACIA TOCA LAS PUERTAS A LOS EXTREMISTAS
Los textos de historias
son buenos para contar desordenadamente el pasado remoto de nuestra sociedad
occidental, lo dividen en estratos unificados que impiden una mirada concreta
sobre lo sucedido y en muchos casos no demuestran las conexiones que hay entre
uno y otro hecho o el desencadenamiento de una acción. Es ahí cuando se cae en
la repetición de las faltas, en el olvido del terror que alguna vez se lamentó,
nuestras instituciones sociales son las primeras en abandonar y echar a la
basura lo sucedido, se pasa del así fue, cercano, real y objetivo al así
era, tiempo pretérito que adorna los
inicios de los cuentos de hadas.
Lo sucedido en las
últimas semanas de elecciones en donde lo mas cercano a nosotros es que la
presidencia por nuestro caído país se debata entre una derecha o una
ultraderecha hijas de un extremista que ya tuvo su turno de hacer y deshacer en
el país, Y lo mas lejano, pero no por eso lo que menos nos afecta es que en las
votaciones por obtener un escaño en el parlamento europeo, partidos de
ultraderecha como el frente nacional, el Ukip ingles, el PPD de Dinamarca o el
Alba dorada griego lograron puesto.
El descontento social es la llave al tesoro
que guarda muy bien la democracia. La prensa ha sabido manejar el hilo
conductor de estos sucesos analizando y opinando que no es necesario alarmarse
y que los movimientos repentinos en el cambio de perspectiva político no podrán
tener mayor relevancia. (Por ejemplo, el comentario que se hizo sobre Udo Voigt
que a pesar do obtener un escaño en el parlamento, su partido en Alemania no
constituye una gran ni mínima fuerza política e incluso sus arcas se encuentran
en bancarrota, pero, será necesario recordar que cuando Hitler alistaba su
poder, su partido era ignorado, burlado e incluso la vacaciones germanas
carecían de una preocupación al menos mínima sobre la posibilidad de una subida
al poder por parte del pintor de brocha gorda, posibilidad que terminó siendo cierta y catastrófica).
Por el lado de
Colombia; nuestra historia somnífera y olvidadiza no nos haces ver más allá de
lo obvio y terminamos siempre eligiendo a los apellidos que por muchas décadas
han sido los que llevan las riendas del “progreso”, en si, Colombia es como la
mujer que vuelve con su marido luego de que la golpea y abusa de ella.
Carecemos de la necesidad básica de proteger nuestra integridad y esta falta de
historia nos hizo caer en los que hoy son “nuestro candidatos” y que como hace
poco comento un columnista, votar por alguno es igual a votar por Uribe.
La democracia, cuando ésta
agotada por las diferencias sociales, las crisis económicas y las opciones
inútiles toca la puerta de los extremistas, olvidando que estos, hieren y
combate de forma violenta a tal punto de constituir la columna vertebral de
nuestra magna historia y que contada por pedazos nos hace ver que no hay porque
preocuparnos, que el pasado es pasado y que los tiempo por venir serán mejores,
la democracia triunfa cuando participa el pueblo para elegir a su
representantes, pero, ¿si el pueblo elige a las extremas no es porque esta
pidiendo a gritos una solución totalitaria?
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