PERSONAJES
QUE SE ENCUENTRA UNO EN EL SITP
Por:
Carlos J. Gutiérrez.
Viajar en el transporte público
siempre constituye un momento de reflexión. Mientras lo tomamos, pensamos en lo
que hicimos, hacemos o estamos por hacer. Ya sea en la madrugada, al medio día
o en la tarde-noche, el transporte bogotano es un espacio de pensamiento, un
espacio que en medio de los trancones, permite que nos transformemos mientras
nos movilizamos. Y es que ese espacio de 13 X 2,6 X 4 metros (en los más
grandes) se convierte en un confesionario donde los más de 120 pasajeros
(porque las fichas técnicas siempre mienten) sacan su lado más honesto.
Y sí, cuando nos subimos
a un SITP, nos subimos todos los bogotanos y cada uno de nosotros nos volvemos
personajes de esta cotidiana vida citadina en donde los trancones abundan volviendo
las calles una lata de sardinas llenas de carros manejados en algunos casos con
poca competencia ciudadana. Dentro de esos personajes vemos a los buena gente,
los “mala cara”, mal aspecto o mal carácter que a pesar de odiar o maldecir al
medio de transporte son en sí mismos uno de los principales problemas. Los
muchos personajes que nos encontramos no podemos eliminarlos como hacer una
resta; nos toca, por obligación, vivir con ellos y aguantarlos. Aquí vamos.
En algunos casos (la
mayoría), el SITP se encuentra lleno, tetiado diría el cachaco, y nos
enfrentamos con los que llamo ayudantes, esos que se quedan sin pasar la
registradora porque van hasta casi el final, prefiriendo esperar que el nivel
de personas disminuya. También están los cargueros aquellos que; con
lonas, maletas sucias o dañadas, bolsas negras o tulas llevan cantidades de
elementos suaves, duros o cortopunzantes, ingresan al bus pidiendo disculpas
por los golpes propinados. Agréguese a esta categoría las madres con sus
hijos en brazos, o más incomodo aun, con un carrito. Están además los escandalosos,
peleones consigo mismos, con otros pasajeros o con el conductor. Los que creen
que van en un taxi y alegan la necesidad de no parar. El bus que tomo
diariamente, pienso, decidió dejar de recoger a dos señoras a la salida de Roma
porque desde que se suben hasta que se bajan no hacen más que quejarse y
pelear.
Los incómodos-cómodos
son de las categorías más individualistas en algunos casos. Son los némesis de
los escandalosos. Aprovechan el viaje en SITP para tener un momento de introspección
sentados en una silla azul o roja con los ojos cerrados o de píe haciendo
alarde de su capacidad para permanecer parados somnolientamente. No faltan los
que parecen gatos que debido a su morfología, puede dormir encima de las
varillas del SITP sin perder su equilibrio, haciendo que estemos más
preocupados los que los vemos dormir que ellos mismos. Y así nos podemos quedar
con una lista de descripciones; comentadores, vendedores, músicos, amigables,
considerados, patanes, groseras, lindas, provocadores o colados. Todos hacen
parte de ese collage citadino que es la lata de sardinas llamada SITP. No
olvidemos que nosotros también somos personajes del bus pero que debemos ser de
los correctos, de los colaboradores, para contribuir, de alguna forma a la
construcción de esta ciudad.
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