ASÍ ES COMO SE PIERDEN
Por:
Carlos Gutiérrez
Como los grandes
campeones de atletismo o ciclismo. Si los pollitos uribistas participaran en
giros, vueltas, tours o mundiales de atletismo ganarían y por mucho. No habría deportista
que pudiera alcanzar a estos pollitos que se alzarían con el oro en las
diferentes competencias: 100 metros planos, cuatro por cien, vayas, (a)salto
largo, triple (a)salto, (a)salto con garrocha; en fin. Estos pollitos sin
ningún esfuerzo serian laureados de la misma forma que nuestro amado
emperadorcito ha sido coronado y quien es (a modo de mente maestra) el formador
de tan eminentes figuritas.
En las últimas semanas
tres de estos deportistas han llenado líneas de noticias y tinta de titulares:
Uribito arias, el cineasta Luis Carlos Restrepo y la agente 99 María del Pilar,
quienes son los protagonistas de una fuga (muy al estilo del ciclismo) que hizo
llorar a Quintana y Uran debido a la velocidad con la que corrieron esos tres
pollitos que ni el polvero dejaron. Primero el cineasta, luego la agente 99 a
los que siguió Uribito que, no mas fue escuchar su condena para acelerar de tal
forma que Bolt o Powell se sonrojarían hasta tal punto de provocar su retiro
del deporte de las gacelas, pues, ¿si alguien se puede desaparecer en un abrir
y cerrar de ojos, que podría hacer en las pistas y delante de todo el mundo?
Un chiste resulta la justicia
Colombia a la hora de intentar agarrar a estos atletas. Como el juego de la
gallinita ciega en que a uno le tapan los ojos y le dan vueltas para luego
mareado, atrapar a los mismos que le dieron a uno los ebrios giros. Ella, la
pobre justicia borracha y desorientada por tanta vuelta, busca infructuosamente
agarrar a guepardos, gacelas y fantasmas que saben correr muy olímpicamente y
ocultarse para tomarse un descanso, riendo bajo el patrocinio del
Emperadorcito. O también el Juguemos en
el bosque mientras que el lobo esta, en la cual mientras la justicia trata
de arreglarse lo mejor que puede, estos pollitos permanecen afuera, burlándose,
haciendo trucos tan creativos e imaginativos sin la menos vergüenza se pueda
llegar a tener. Inventan actos, espían, y saquean lo que se les antoja. La
justicia, coja y distraída no puede con los juegos de estos pollitos.
Y así es como se
pierden. Son unos buenos pollitos que huyen fantásticamente al menor intento de
ser atrapados, tal como sucede en Snatch,
cerdos y diamantes en la que el perro a punto de atrapar al conejo pierde
debido al giro inesperado que hace este en su trote y con el cual deja al pobre
can jadeante y aburrido viendo como la presa se aleja de su vista. Tal es el
punto de vista que nos dejan estos atletas entrenados por el emperadorcito que
atrás quedaron los Bolt, los Powell, las Isinbayeva y las Ibarguen,
piensen más bien en los Arias, Restrepos
y Hurtados; y quién sabe si más adelante, algún Santos o Zuluaga se medirá a la
competencia.
La triste contienda
entre la justicia paralitica y los velocistas aún no tiene un final claro; que
los atrapen o no es una carrera que parece prolongarse más allá de nuestra
vista y nos permite ver un panorama negro en el que ojala y debido a estas
fugas no tengamos que molestarnos cambiando nuestro refranero y terminemos diciendo:
“La justicia cojea pero los pollitos corren más”.