lunes, 10 de abril de 2017

DEL ACTO POLÍTICO O EL REVISIONISMO HISTÓRICO

DEL ACTO POLÍTICO O EL REVISIONISMO HISTÓRICO

Por: Carlos J. Gutiérrez.

La historia, para entenderla, debe ser contada desde la distancia. El heroísmo de los hombres que construyen los estados permanecía luminoso, sonriente y épico. Las estatuas se construían en medio de los parques, los museos valoraban los objetos que se recuperaban y todo cuanto tenía que ver con estos hombres comunes que se convertían en inmortales, se valoraba y se pasaba como el recuerdo más grato del tiempo. Los prados verdes y los estados de alegría se mantenían, en las bibliotecas se les reservaba los mejores espacios y los niños reconocían a estos hombres, bajados a sus lenguajes, como los seres más morales a los que se podía seguir. Hoy en día no es así, los claro-oscuros del héroe aparecen al mismo tiempo para que la gente lo evalúe.

Siempre vamos a traer a colación a Simón Bolívar como el prototipo de héroe latinoamericano, aquel que “nos liberto”, que “nos quitó el yugo” y nos permitió pensar a nuestra manera. O eso era lo que se esperaba. Pero si recordamos básicamente ese mito fundacional que fue el proceso de independencia y la posterior batalla de Boyacá permaneció incólume, inamovible y sin ser cuestionado durante casi ciento cincuenta años o más. Se tuvo que esperar hasta las nacientes dictaduras y el florecimiento de boom para que hombres como él o Santander fueran bajados de su pedestal, se sentaran en el banquillo y fueran juzgados por la historia.

Se dio a conocer que la libertad de bolívar no fue total, se dio a conocer las luchas interna entre los dos ilustres, se presentó la masacre ordenada por el mismo libertador contra la población de pasto y se intentó abrir los ojos sobre la verdad de ese hombre que en un puente batalló. Pero eso fue mucho tiempo después de la muerte de la gran figura. Eso fue después de que en nuestras mentes quedara marcada con sangre la idea del libertador. Juzgar a bolívar y reevaluar su papel en la historia no lo afecto en gran medida, el sigue, y seguirá siendo el héroe por antonomasia latinoamericano. Solo un grupo, muy reducido, comprenderá que el héroe cometió crímenes y bajezas para obtener su misión. Solo unos pocos lo habrán de juzgar.

Eso era hace mucho, eso era cuando los medios y las audiencias no se relacionaban directamente. La historia, antes de eso, la realizaban los académicos, los sesudos buscadores de una verdad ocultad entre verosimilitudes. Cuando Santos dijo “prefiero el dictamen de la historia y no el de las encuestas” lo hacía pensando que las fechorías cometidas para llegar al poder quedarían con el tiempo ocultas y solo se le apreciaría, se le amaría, como un nuevo héroe colombiano por lograr el proceso de paz con las FARC. Pero, en la video columna de la pulla le respondieron con lo más evidente. La historia la escribiremos los jóvenes que vivimos y conocimos de primera mano los eventos que marcaran el significado de la nueva patria.

Con esto, queda evidente que la historia ya no se cuenta desde la distancia, con la mirada crítica, ésta, ahora se cuenta desde la inmediatez, al momento que surge el evento histórico este queda plasmado en los anales de la historia, y desde los medios y las redes se realiza su posterior revisión. Ya no se necesita un tiempo prudente para evaluar el hecho, no, eso se debe hacer inmediato y entre más pronto mucho mejor. Es lo que han hecho los últimos meses hombre como Ordoñez y Uribe, aprovechando los medios reevalúan su papel en la historia para ocultar sus pecados, sus faltas y su corrupción. La marcha, el llamado a las calles o lo twets no son más que pequeñas herramientas que en un futuro se convertirán en armas de la ultraderecha futura para llamarlos verdaderos héroes.

El tiempo en el que vivimos está lleno de sombras que se mantienen a partir de la verosimilitud que todo el mundo inventa. Evaluar la historia se convirtió en un pasatiempo de los mismos actores de los hechos con lo cual generan su defensa y perpetúan para el abismo su crímenes. Al final, en un mundo no muy lejano, va a ser más cierto el dictamen, las palabras y la mentira bien construida, que la mirada crítica y con distancia que se haga de la realidad que ya haya pasado. Pero así ha sido siempre, solo que hoy en día el desconcierto asombra más por culpa de los medio. La globalización ha hecho de la mentira una estrategia más eficaz de lo que era hace algunos siglos.

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