Imagen tomada de: http://www.advancedphotoshop.co.uk/users/3821/thm1024/my_dystopia_v1_a_GNZD29JH1.png |
UN TEMA DE MODA
POR: Carlos Gutiérrez
Hemos tenido la sensación
de sentirnos a gusto con nuestras vidas, escogiendo todo a partir de nuestro
gusto y deseando todo aquello que vemos en las vitrinas. En la revista Arcadia leí hace poco una reseña
sobre el libro Criptopunks, escrito
por Assange, Appel-baum, Müller-Maguhn y Jérémie Zimmermann. La reseña, escrita
por Patricia Holguín es un paseo por uno de los temas de moda a nivel mundial
en la actualidad: estamos en un mundo donde todos estamos interconectados por
medio de la internet y es allí donde aparece todo cuanto queremos esconder; que
los gobiernos utilicen las herramientas recreativas de toda una sociedad para
vigilarla hace realidad lo que en literatura se conoce como distopía.
Orwell es uno de los
nombre que recorre todo el texto, no soy muy aficionado a su 1984, prefiero su Rebelión en la granja, también es una distopia, de hecho, es el
texto que abre el paso de una utopía a una distopia, que es lo que está pasando
ahora en este mundo. No vivimos como tal ya en una distopia igualitaria; más
bien, estamos en la zona de transición en la que no solo debemos darnos cuenta
de lo que está pasando sino, actuar consecuentemente con esos sucesos, de nosotros
como ciudadanos depende si nos convertimos en un mundo feliz donde la censura y
la paranoia acaba con nuestras vidas, o retomamos la idea de democracia y
libertad que, aunque se escuche bastante utópica, no significa que sea irrealizable.
Tenemos el deber (no me
gusta la palabra derecho) de convertirnos en eso que dice Snowden: “un público
informado (no necesariamente molesto) que reclama el gobierno constitucional
prometido”, debemos tener cuidado con las reglas puestas. Si bien, ya hay unos
derechos inviolables eso no implica que puedan ser modificados delante de
nuestros ojos y nos suceda lo que les sucedió a los animales de la granja que
poco a poco iban olvidando sus primeros ideales y delante de ellos se fue
transformando todo sin que se dieran cuenta.
Hay que dudar –como lo
hizo el burro Benjamín- de la blancura y respetable confianza que tenemos hacia
nuestros gobernantes, no entre en pánico cuando vea algo, simplemente, deténgase
antes de decir sí o de decir no para evitar una reacción tardía, mire con
sospecha aquello que ante sus ojos es verdad absoluta. Recordemos que el mundo
de ahora viene de una construcción dada por la idea de razón, hay que
transformar esa razón imperante en nuestros días, razón que es utilizada como
instrumento de persuasión para las mentes de corto alcance. La razón debe de
dejar de ser un instrumento.
Para finalizar, debo
objetar en pensar en los mundos ideales o paraísos, dado que, contemplar estos,
siempre ha terminado en la creación de tales distopias. El Internet está hecho
para que nosotros permanezcamos juntos de alguna forma. La idea de ser una sola
sociedad no debe basarse en una paranoia que ve al individuo como un enemigo
del sistema, ya que, ese mismo individuo es el que conforma el sistema, es el
que hace parte de él. Somos hombres no por ser iguales, sino, por ser diferentes,
no olvidemos que a pesar de estar reunidos en un barrio, en una ciudad, en un
estado, en una red, cada uno constituye una individualidad y una forma de
pensar que, constitucionalmente, jamás
debe ser violentada, mucho menos dentro de una computadora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario