(DES)ARMAR
BOGOTÁ
Por: Carlos Gutiérrez.
El 2017 es para Bogotá
el inicio de los “cambios revolucionarios”, o eso dice el alcalde. No le
creamos, por lo general y según declaraciones, no es que se vaya a salir con
mucho. Todo se trata dejar las ideas: el SITP, el Metro, el aumento desmedido
de la población, la eliminación del robo, la violencia, la corrupción, etc., etc.,
etc. No lo digo por decirlo, lo afirma el alcalde en una entrevista a El
Tiempo. Es curiosa, es chistosa y muy vaga la entrevista que se publicó en el
diario, pues, en la transcripción que hicieron de dicha entrevista se refleja
lo relativo de sus alcances y propuestas; su uso de adjetivos superlativos que
rayan en la exageración nos invitan a alegrarnos por lo “poco” que se ha
logrado, porque es “mucho” lo que realmente se ha cambiado.
“No es mucho lo que se
pueda hacer a corto plazo” informó el gerente en la entrevista, como también afirma
que “la ciudad no se puede arreglar en seis meses” –aunque se debe resaltar que
en plena campaña y en una entrevista por video dijo que el problema de la
movilidad se “arreglaba en un mes”-. Él, en sus adjetivos inverosímiles Bogotá
es: “inmanejable”, “inviable”, “inevitable” e “indispensable”. Se entiende que
Peñalosa es un hombre de avanzada, de vanguardia, de intención modernizadora,
en sus palabras, es un hombre “In”. Se eligió por eso, porque, según él “Se
tienen grandes expectativas”. Es el hombre que puede manejar y solucionar los “problemas
gigantescos”, “enormes”, los “grandes errores técnicos”, es el hombre que en un
año ha hecho y seguirá haciendo un “esfuerzo extraordinario”.
Quién negaría tal
combinación de palabras, quién no va a tener altas expectativas cuando él
asegura todo lo que asegura y con la firmeza con que lo asegura. Quién no se va
a sentir tranquilo cuando al preguntarle sobre el hecho de que las troncales no
se han arreglado, él, desde su gran estatura, barba tupida y movimiento
concreto de sus brazos abiertos siempre a la misma distancia de sus hombros
afirma: “Y no se van a arreglar por ahora.” Con punto final. Su respuesta fue
directa, sencilla, tajante, no le dio oportunidad al periodista de replicar con
otra pregunta sobre el tema. -¿Quién lo eligió para eso? Nadie-. ¿Quién va a
tener la desfachatez de no confiar? ¿Y aun así le madrugaron para empezar su
revocatoria?
Al incomprendido ya lo
quieren bajar del balcón, retirarlo del palacio de Liévano al menos cuatro
organizaciones que no están de acuerdo con sus postulados, que piensan que la
venta de ETB es un error, que la venta de acciones de la EEB es un error, que
la Van der Hammer no es un potrero, que la privatización y el desarrollo del
Metro son una falacia. Parece ser que todo en él es una fachada, hasta su foto
con un perro en su cuenta de Twitter queriendo ser políticamente correcto, a
pesar que en lo referente a la reapertura de la “fiesta brava” en la Santa
María no se ha pronunciado ni siquiera para lamentarla así sea por falsa
afinidad con los “antitaurinos”. Al incomprendido lo quieren revocar sin
importar que “los cambios inmensos que se van a hacer solo se podrán ver cuando
ya no esté en la alcaldía”. Así que, el resultado de la lucha entre este David
incomprendido y el Goliat que “se hubiera reventado si la administración
anterior hubiera permanecido dos años más” no se va a poder ver en vivo y en
directo sino que se va a tener que ver en DVD ocho años después.
El 2017 es el año en el
que se empieza a (des)armar a Bogotá. Un enésimo intento por construir el
Metro, un enésimo intento de encontrarle el orden al caos. Ya los medios
afirman que lo más probable es que el intento de revocatoria sea un fracaso.
Peñalosa trabajará todo su mandato. Pero también han afirmado que el
incomprendido es así porque sus proyectos revolucionarios y modernizadores son
efectivos después de cuatro años. Tal afirmación implicaría que su baja
popularidad esta mal medida, pues lo están midiendo por lo que no ha hecho y lo
deberían medir es por lo que se ha hecho, téngale en cuenta la apertura de
espacios públicos, téngale en cuenta que “se han limpiado los postes de la
ciudad”, que se solucionó el problema del “Bronx” y “el Samber”. Si es por eso,
entonces aplaudamos al mejor inicio de administración. De todo esto, lo último
que se puede decir es que con revocatoria o sin revocatoria, en la variable
oportunista que tienden a ser los medios el “in”comprendido no termine por ser señalado
al final de su mandato como un David “in”competente.
Inciso: Salieron dos
noticias con un sabor paradójico. La primera afirmaba que un SITP se estrelló
con una edificación, lo que no decía es que ese no era un bus azul en el cual
uno paga su pasaje a partir de la tarjeta. Por el contrario, era de los
denominados “provisional” donde uno todavía paga su pasaje con dinero al
conductor. La segunda, publicada el 8 de enero comentaba que el nivel excesivo
de ruido colapsa un tramo de la carrera séptima. ¿Qué pasó? ¿El alcalde no había
afirmado que los problemas de congestión por invasión del espacio público se estaban
resolviendo?
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